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martes, 27 de diciembre de 2016

¡¡Feliz Navidad a todos!!

¿Cómo van esas fiestas de Navidad? Espero que muy bien y estéis riendo sin parar en compañía de buena gente. Siempre es un buen momento para regalarse algo o para tener un detalle con alguien especial. Pero, estas fechas, son el momento propicio para hacerlo. Por eso os animo a que compráis Rancho Tres Cabezas y/o Siempre has sido tú. Historias románticas donde el aburrimiento no tiene cabida en ellas. Libros que te atraparán entre sus líneas y que no te dejarán más que, seguir leyendo, para llegar al final.
Podéis adquirir los ejemplares en versión digital y en formato físico. Aquí os dejo los siguientes enlaces en las distintas plataformas:
GOOGLE PLAY:






LA CASA DEL LIBRO:

- Rancho Tres Cabezas http://www.casadellibro.com/ebook-rancho-tres-cab…/…/4768773




*Deciros que también podéis adquirir los libros en la librería 
on line de El Corte Inglés*




AMAZON: 
- Siempre has sido tú (versión digital) https://www.amazon.es/SIEMPRE-HAS-SIDO-Mary-R…/…/ref=sr_1_1… 
(versión física) https://www.amazon.es/Siempre-has-s…/…/ref=tmm_pap_swatch_0…





- Rancho Tres Cabezas (versión digital) https://www.amazon.es/…/dp/B00LT94RXC/ref=pd_rhf_dp_p_img_3…
(versión física) https://www.amazon.es/Rancho-Tres-C…/…/ref=tmm_pap_swatch_0…





BUBOK: - Rancho Tres Cabezas http://www.bubok.es/…/Rancho-Tres-Cabezas---Hombres-del-Oes…




Os deseo de todo corazón que paséis unas bonitas navidades y que, el año 2017, nos traiga todo lo mejor del mundo. Y, recordad, regalar un libro es invitar a atravesar las puertas de un mundo mágico donde poder soñar. Donde el lector puede convertirse en el personaje.



 

 



viernes, 23 de diciembre de 2016

Recuerda: respirar profundo y caminar hacia adelante

Me quedo con la mente en blanco mirando el folio vacío. Sin letras. Y, sin embargo, las palabras que no he llegado a escribir sobre el papel, vagan sin rumbo fijo por mi mente. Sé lo que quiero decirte y, en realidad, no sé por dónde empezar. Ver el color blanco me agobia. Me gusta ver letras que forman palabras y palabras que crean frases. Es bonito ver el texto desde arriba y contemplar la forma que hacen los párrafos.

Mañana vamos a vernos y éste será mi regalo de Navidad... Me gustaría decirte que, aunque parezca imposible, siempre hay que seguir hacia adelante. A pesar de que parezca que el pecho no puede expandirse, lo hace si tú pones empeño. Así que, respira profundo, y suelta el aire lentamente. Despeja tu mente y di: "yo puedo hacerlo. Todo va a mejorar". Y, entonces, levántate y da un paso hacia adelante. Y, después, el otro pie, te seguirá. No debes parar ni mirar hacia detrás, tan sólo, para ver todo lo que has logrado. Lo que has avanzado desde que empezaste. Sólo mirar para sentirte orgulloso de tus logros. Echa de tu vida y de tu corazón a esas personas que contaminan y marchitan tu espíritu. Desgraciadamente, los caminos están llenos de gente vacía, interesada y egoísta. Seres que sólo quieren sacar de ti todo lo bueno y, cuando ya lo han hecho, desaparecen. Pero tú debes sonreír y seguir respirando. Tienes que creer que siempre hay algo mejor que todo eso. No hay que perder la esperanza nunca. Nada es eterno y las situaciones malas no lo son para siempre. Y, como todo lo que viene, se irán. Afronta tus miedos para que puedan formar parte del pasado y tú puedas seguir adelante. Si te quedas estancado junto a ellos, nunca saldrás de la situación que te agobia. Hay que ser valiente y vencer los temores. Recuerda: respirar profundo y caminar hacia adelante. Aunque pienses que no eres capaz, sí que lo eres. Tan sólo mira al horizonte y camina. Da el primer paso. Tienes que creer en ti hasta darte cuenta de que lograrás cuanto te propongas. De que tus sueños se harán realidad. Y lo harán. Créeme. El pensamiento positivo atrae lo positivo. Todos somos capaces de alcanzar cuanto nos propongamos. No existe el NO, si no el ¿POR QUÉ NO? Así que, ya sabes, inunda tu vida de besos y abrazos. De caricias y te quiero. Que tu sonrisa esté plantada en tus labios desde por la mañana, porque así da brillo a tu mirada. Que las lágrimas que recorran tu rostro sean de felicidad y de alegría. De no poder parar de reírte. Imagina que todo es posible y no dejes de soñarlo. De modelarlo en tu mente. Respira siempre profundamente y camina hacia adelante. Dar un paso tras otro te saca de donde no quieres estar y te encamina hacia donde sí deseas estar. Y vive intensamente sin pensar lo que otros pueden opinar. Tú debes vivir tu vida. No vas a tener otra. Siempre hay que soñar y creer que todo es posible. Las coincidencias existen. Me gustaría poder entrar en tu mente y sacudir de una patada todo lo que te está nublando el corazón. Ser tu salvación. Pero tan sólo puedo ser tu guía. Tu apoyo. Si logras mirar al otro lado del túnel, encontrarás la luz que aparta la nubes negras.

Feliz Navidad.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Ya en libro Siempre has sido tú!!

¡¡Hola a todos!!

Vengo a daros otra noticia. He dejado la vaguería a un lado y, animada por varias amigas para que lo convirtiera en papel, Siempre has sido tú, el libro que fue best seller en Amazon.es y Amazon.com durante unos días, ya está disponible en todas las páginas de Amazon, en su formato físico. Así que, si lo comprasteis en digital y os gustó, si lo queréis de recuerdo, si aún  no lo habéis leído y preferís notar el peso y el tacto de las hojas de un libro, o, si no tenéis libro electrónico, podéis adquirirlo en el siguiente enlace que os dejo.


Aquí os enseño la portada que he seleccionado y, la verdad, creo que le va mucho, teniendo en cuenta la historia.


No lo penséis y daros un capricho para estas navidades. Una bonita historia de amor que se desarrolla en esta época tan bonita del año. La Navidad.

¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!

viernes, 9 de diciembre de 2016

¡¡Ya en GOOGLE PLAY y en LA CASA DEL LIBRO!!

¡Hola a todos! ¿Cómo van los preparativos de Navidad? Yo no puedo estar más contenta y es que ya podéis adquirir RANCHO TRES CABEZAS y SIEMPRE HAS SIDO TÚ en Google Play y en La Casa del Libro. Podéis imaginar mi emoción 😊 De esta forma, os doy más facilidades para que podáis llegar a los libros, y, de paso, darme a conocer a más lectores.

Deciros que, si compráis desde Google Play, los libros podréis leerlos desde la propia web, el móvil, la tablet o el libro electrónico. Algo que también me ha llamado la atención es que también se puede leer desde un iPad o iPhone. Lo desconocía...

Por el contrario, si decidís adquirirlos en La Casa del Libro, los puedes leer desde la tablet o libro electrónico Tagus, que es la marca propia de La Casa del Libro. Y, además, tiene la ventaja de que también se pueden leer por medio de otras tablets, libros electrónicos, tu ordenador personal o tu móvil.

Os dejo los enlaces para que os dirija directamente a los libros y no tengáis mayor problema.



En la propia página de Google Play como de La Casa del Libro, vienen las instrucciones muy bien explicadas para si tenéis dudas o problemas para meter el libro dentro del aparato. En caso de que no lo tuvierais claro, no dudéis en contactar conmigo a través del blog o en el correo electrónico novelasromanticasmaryred@gmail.com, y trataré de ayudaros.

¡¡ESPERO QUE OS ANIMÉIS Y DECIDÁIS DAROS UN CAPRICHO POR NAVIDAD!!



jueves, 1 de diciembre de 2016

Te amaré hasta mi último suspiro

No me gusta el mes de noviembre. Me hace sentir en la antesala del final del ciclo del año y todo parece alargarse eternamente. Es como si el tiempo se ralentizara y, con ello, lo que sucede a lo largo de los días. El trabajo diario, los problemas...

Soy un mercenario, y por eso te abandoné. Porque no podía darte la mejor de las vidas. A pesar del dolor en mi pecho y, de las lágrimas en tus ojos, te dejé con la esperanza de que pudieras encontrar al hombre que te mereciera de verdad. Pero el corazón me alertó de que me necesitabas. Algo sucedía. Y, después de cinco años sin vernos, te busqué. Llegué hasta el pueblo donde ambos nacimos y lo exploré incansablemente, hasta dar con tu hermano. Que, tras mostrarse furioso conmigo por haberme marchado de tu lado, terminó diciéndome que te habías ido a vivir a tres pueblos hacia el norte. En una pequeña aldea donde la vida era muy dura por carecer de casi todo. El pecho se me encogió y el alma se partió en mil pedazos. La culpabilidad me abordó. Y, aún así, seguí cabalgando en tu busca. Como me he dado cuenta que he hecho siempre, aunque no haya querido confesarlo en voz alta. 

Atravesé tupidos bosques que, con sus ramas afiladas, arañaban mi rostro sin piedad. Esquivé a lobos hambrientos que nos querían a mi caballo y a mí de cena y, bordeé el sinuoso río, hasta llegar a la aldea. Apreté las mandíbulas con fuerza al ver su estampa. Olía a muerte. Las personas con las que me cruzaba en el camino eran viejos que tiraban de sus cuerpos por un día más de vida. No había casi niños. Los perros estaban en los huesos y, sus miradas sigilosas, te observaban con demasiado interés. Paré en la posada y pregunté por ti. Me dirigí a la última casa que tenía un pequeño corral de gallinas. Allí es donde me dijeron que estabas. Y, al abrir la puerta, me golpeó la enfermedad. Tú estabas tumbada en un pobre camastro, cerca de la lumbre. Una joven mujer que intentaba calmar tu fiebre con un paño húmedo, me contó que te había alojado en su casa y que os habíais hecho amigas. Que no tenías esposo ni hijos. Y, nuevamente, la culpabilidad me embargó. Yo hubiera muerto por ti pero, no queriendo ser egoísta, traté de proporcionarte mejor final que casarte con un mercenario. Y, sin embargo, tú no quisiste unirte a ningún otro hombre. Preferiste la soledad. Volví a la realidad cuando me dijo que te morías. Que la fiebre se empeñaba en no soltarte. Que, el único remedio posible, era una pequeña flor que crecía en las cumbres de las montañas que bordeaban la aldea. Pero que no había nadie con la energía suficiente como para subir hasta allí por lo lejos que se encontraba. Sin dudarlo, dije que yo lo conseguiría. Y, besándote brevemente en tus labios calientes, partí.

Con paso decidido y, sabiendo que el tiempo apremiaba, espoleé a mi caballo y le hice dar el máximo posible. No me costó demasiado llegar a los pies de las montañas, lo que sí sabía que me iba a llevar más tiempo, eran sus cumbres. Comenzaba a nevar y, el viento helado, era un vil traidor que se clavaba en mi cuerpo con violencia. Yo, con mi objetivo fijado en mente, continué el ascenso. Escalé, tropecé, resbalé, salté por encima de troncos que me obstaculizaban el paso, y caminé lo más rápido que me permitían mis cansadas piernas y, el fuerte viento, hasta que, por fin, logré alcanzar la cima. No importaba la constante pared de aire que me encontraba ni el frío. Tampoco si mis fuerzas seguían ahí o no. Lo único importante eras tú y salvar tu vida. Y debía conseguirlo costara lo que costase. Busqué a los pies de los árboles y en seguida la encontré. Mis ojos se llenaron de lágrimas ante su belleza. Era tal y como me la había descrito la mujer que te secaba el sudor del rostro: cinco pétalos de un azul profundo y, en su centro, en su corazón, amarillo salpicado de motas naranjas. Debía cortar con cuidado, pues su tallo era frágil y era muy importante que la flor no se rompiera. No me dijo cuántas debía coger, así que, decidí llenar una pequeña bolsa de piel. A pesar de que mis manos estaban enguantadas, el frío lograba penetrar. Cuando logré terminar, me apresuré a descender. La tormenta no arreciaba y todo estaba empeorando. Y, aunque pareciese que ahora sería más fácil por tratarse cuesta abajo, no fue así. La nieve comenzaba a cubrirlo todo y el viento me empujaba por la espalda. Tuve que usar mi espada a modo de guía para no tropezar. Pero, el camino, por fin llegó a su final. Y, nuevamente, mi caballo se lanzó a la carrera para lograr llegar cuanto antes. Agotado y empapado, abrí la puerta de la casa y dejé la pequeña bolsa sobre la mesa. Te miré una última vez y, me marché, a pesar de la insistencia de la joven mujer porque me quedara. No quería quedarme para saber si morías o vivías. No quería ver el odio reflejado en tus ojos si me encontrabas allí. Nunca he sido creyente y, aún así, recé al dios que tanto has rezado tú para decirle que, si había alguien digno de salvar de las garras de la muerte, esa eras tú. 

Decidí hospedarme en la posada. Pagué por una pobre habitación, por una cena escasa y por alojamiento para mi caballo. Y, al día siguiente, con el cielo tan gris como cuando llegué, me marché sin mirar atrás. 

He mandado entregarte esta carta porque sé que estás bien. Que lograste sobrevivir y quería que supieras lo que el amor me hizo hacer por ti. Tu hermano, en mi último paso por el pueblo, me habló de tu mejoría milagrosa. A pesar de lo necio que siempre fui, llevé tu corazón conmigo. Y, antes de que las fiebres me lleven a mí, quería decirte que te amé como un loco. Que nunca te lo dije las suficientes veces ni te lo demostré. Y, por eso, siempre me consideraste peor que a un perro. Pero, quería que supieras, que siempre deseé una vida junto a ti. Hijos. Pero, sólo sabía ganarme la vida como mercenario. Y no quería eso para ti. No te lo merecías. Y, a pesar de que te abandoné, no volví a tocar otras manos, ni otros labios. No deseé otros cuerpos. Ni otros ojos ni otra sonrisa. Solamente exististe tú. Te amo y te amaré hasta mi último suspiro.







miércoles, 12 de octubre de 2016

Recomponiendo mi corazón



Hoy la mañana llora. Sentada sobre el gran poyete del ventanal de mi casa, llora mi corazón. Acaricio distraída las gotas que escurren de los cristales, que simbolizan las lágrimas de mi alma. Hace frío fuera y las ventanas están medio empañadas, mostrándome a medias, la realidad que se vive al otro lado. En el mundo real.

Llegaste con la primavera y, con tu sonrisa, me engañaste. Durante el verano, me hiciste vivir la pasión. Me hiciste creer en el amor. Sabías que soy desconfiada, que me cuesta abrir el corazón. Pero, con tus dulces palabras, me robaste la razón. Y, ahora que ha llegado el otoño, te has ido sin decir adiós. Sin dar ningún tipo de explicación. Y aquí me quedo yo, recomponiendo los trozos de mi roto corazón.

Lo conseguiré. Saldré de ésta. Porque, muy a tu pesar y, aunque te creías el rey del mundo, de todo se sale. Quizás con dolor y esfuerzo. Con lágrimas. Pero lograré avanzar sin ti. Aunque crea que me estoy volviendo loca y añore tus caricias por la noche. A pesar de que escuche tu sonrisa en todas partes…

El constante sonido del péndulo del reloj no lo arregla. Hace que, en el silencio de la estancia, me concentre más en mis destructivos pensamientos. Me imagino mil formas de vengarme. Puede que hasta de matarte. Y seco mis lágrimas con rabia. Pero, al mismo tiempo, recuerdo la forma en que me mirabas, y sé que hubo un poso que caló en tu corazón. Y, a pesar de ello, ¿se puede curar la cobardía? Tuviste mi corazón en tus manos y no supiste valorarlo…

Desvío la vista de lo que veo a través de los cristales. Mi gata, Perla, maúlla y me mira fijamente con esos dos ojos brillantes. Tan inteligentes que, en ocasiones, me parecen irritantes. Sobre todo, cuando creo que me miran de forma solemne diciendo “te lo dije”. La acaricio sabiendo que lleva razón. Que está en lo cierto. Pero, aún con tristeza, sonrío. Porque sé que yo quedé en tu corazón y, sin embargo tú, caerás en el olvido.

martes, 16 de agosto de 2016

Bailaré con los lobos y gritaré a la luna llena

Hola a tod@s, 


para escribir este pequeño escrito, me he inspirado en la canción Wanted, dead or alive. La canta Bon Jovi, pero a mí me gusta más la versión de la película Rock of Age. Os lo digo porque, si podéis ponerla de fondo, mientras leéis esto, puede que sentáis lo que yo he sido capaz de sentir mientras lo escribía.


¡¡Espero que os guste!!



"Abandoné mi pueblo. Mi casa. A mi familia. Lo dejé todo atrás por ti. Por tus brillantes ojos. Por tu dulce sonrisa… Sabes que el polvo del camino nunca me asustó. Como tampoco lo hacía dormir bajo el manto de estrellas. Me convertí en el hombre más pobre y, sin embargo, era el más rico de todos. Te tenía a ti. Y eso bastaba.


Todos me advirtieron sobre ti. Pero yo no les quise escuchar. Los ignoré a todos. Mientras que pudiera tenerte, verme en tus brillantes ojos, y saborear tu dulce sonrisa, nada importaba. Y una noche sin luna, el destino jugó sus cartas. Me dijiste adiós. Sentías que debías ser libre como el viento y, compadeciéndome con una triste sonrisa, me besaste para poder marcharte.


Bailaré con los lobos y gritaré a la luna llena.


Ya no puedo volver con mi pueblo. No puedo regresar a casa, con mi familia. Perdí ese derecho por ir tras de ti. Como buen guerrero, asumo las consecuencias de mis decisiones, y sigo adelante. Ahora, el cielo estrellado me cobija, y la tierra sigue proveyéndome sustento. Y sigo adelante. Recorriendo estas duras y áridas tierras. Aunque, a veces, pienso tanto en ti, que pierdo la noción del tiempo.  Otras noches, borracho con una botella de whisky, sonrío entre lágrimas. Pero, aún así, sé que mereció la pena. Fui el hombre más feliz de la tierra.


Bailaré con los lobos y gritaré a la luna llena."

martes, 26 de julio de 2016

Promesa rota

Hacía un rato que había dejado de llover y, aún así, los ricos olores que despertaba el agua sobre el aire, la tierra y las plantas, flotaban en el ambiente. Las nubes se movían dejando paso a un brillante arcoíris, sin un final definido. Y, sentados en un banco, se encontraban ellos dos. Estaban frente a frente. Él entrelazó sus dedos con los de ella y, aunque buscaba su atención hablándola, sabía que no era suficiente con sus palabras. Porque ella, a pesar de que lo estaba escuchando, lo miraba con aire distraído. Como si no terminase de creer en sus palabras. Como si le diera miedo hacerlo. De repente, golpeado por un impulso, acarició su suave y sonrosada mejilla. Y, como si lo hubiera hecho por primera vez, comprendió lo hermosa que era. Sus ojos almendrados, lo absorbían todo. Mientras que su melena trigueña, la acariciaba con descaro. Logrando ensalzar, aún más, su bello rostro. Él la tenía por una mujer delicada, pero no era así. Era pura apariencia. Porque era de todo menos eso. Por su valentía era por lo que se veían en aquella situación. Porque ella le había demostrado que era todo o nada. Que había que aventurarse a correr el riesgo, porque, seguro, merecería la pena. Que no había lugar para los temores. Pero él había temido y ella lo había visto. Y, tan comprensiva como era, le había dejado dulcemente. Sin reproches. Aunque él era un ser egoísta que, estaba tan enamorado de ella, que no estaba dispuesto a dejarla escapar. El mes que había pasado sin ella, había sido tiempo más que suficiente, para comprobar lo vacío que se sentía. Añoraba sus besos, sus caricias, su risa, el candor que desprendían sus ojos cuando le miraba... Y quería que todo aquello fuera suyo y de nadie más. Para siempre. Por eso estaban allí, en aquel banco, sentados frente a frente. Porque tenía que decírselo. Pero él era torpe con las palabras y sentía que no terminaban de decir todo lo que quería. Rabioso y asustado a partes iguales, enmarcó su cara con las manos y, observando su gesto de sorpresa, se lanzó a demostrarle todo aquello que con palabras no era capaz. La besó con fuerza. Con furia. Y, quizás, con un poco de autoridad. Demandaba su atención y su total entrega. Se entregó a las sensaciones que ella despertaba en él y se emborrachó de ella. Bebió su dulce néctar como si fuera lo único que le podría mantener con vida. Exploró cada rincón de su boca y, con plena satisfacción, sonrió cuando ella se rindió, poniendo los brazos alrededor de su cuello. ¡Cómo la había echado de menos! Y ella sólo pudo dejarse hacer. Sentir cómo, una vez más, lograba alcanzar el cielo a través de él. Se separó lentamente. Con pereza. Orgulloso de poder contemplar aquellos labios hinchados y húmedos, que él había besado con devoción. Sonrió travieso al comprobar que ella aún tenía los ojos cerrados, quizás, perdida en el torbellino de emociones que, esperaba, hubiera despertado en ella. Poco a poco los abrió y, cuando quiso hablar, él tapó sus labios con el dedo. Impidiéndole hacerlo.
- Sé que te hice la promesa de que no volvería a besarte, a menos que estuviera seguro de lo que sentía por ti. Y sé que la he roto.- se observaron en silencio.- Pero, tenía que hacerlo. Mis palabras no eran suficientes para llamar tu atención. Para decirte todo lo que quería decir. Me he dado cuenta de que, antes, existía. Vagaba por el mundo sin saber lo que era sentir de verdad. Pero, desde que te conozco, vivo. Soy un ser con esperanzas que, de no haberte encontrado, jamás hubiera deseado. Déjame decirte que te has convertido en mi otra mitad. Que, juntos, somos un todo. Que, en el tiempo que hemos pasado juntos, me he sentido el hombre más afortunado por tenerte a mi lado. Por despertarnos juntos. Ya no soy capaz de vivir sin tu sonrisa. Sin tus besos. Soy egoísta y me niego a hacerlo. No quiero volver a pasar ni un segundo más de mi triste existencia, sin ver cómo tus ojos se iluminan cuando me ven. Por todo esto, quiero que vuelvas conmigo, y que nos acompañemos en el camino, lleno de curvas y pendientes, que es la vida. Estás metida en mi sangre. Eres parte de mi corazón.- ya no sabía cómo decirle que la amaba como un loco desquiciado. Se había vaciado. Lo había dicho todo y, sin embargo, su silencio no hacía más que inquietarle. Nervioso, volvió a preguntar: ¿Qué me dices?
- La respuesta es, sí...
Con la voz tomada por la emoción, sus palabras salieron en un pequeño hilo de voz. Y, aún así, fue más que suficiente para que él entendiera todo lo que aquella simple respuesta implicaba.

viernes, 15 de julio de 2016

También estoy en Smashwords

Hola a todos!!

Espero que vayáis a iniciar un relajante y divertido fin de semana. Y, supongo, que muchos estaréis de vacaciones. Al menos, aquí en España, es momento de vacaciones.

Seguramente que muchos pensaréis que ya me vale pero, acabo de incluir Rancho Tres Cabezas en la página de Smashwords para intentar estar al alcance de más personas. Además de que podéis conseguir el libro en más formatos diferentes. Lo sé, lo sé. Y lleváis razón. Pero no puedo estar en todo y lo que a mí me gusta es escribir. Y esto de estar buscando plataformas donde subir los libros y demás cosas, es, si no lioso, entretenido. Y, al menos yo, pierdo tiempo, y me frustro.

¡¡En fin!! 

Que lo tenéis en esta página por si os es más fácil conseguirlo por el tipo de formato y demás, al precio de 1.50€ aproximadamente. Aquí os dejo el enlace para que lo podáis ver.


Por cierto, os he puesto portada nueva. Espero que os guste. A mí, la verdad, es que sí.




Y, por último, deciros que, próximamente, tanto Rancho Tres Cabezas como Siempre has sido tú, los incorporaré a otras plataformas para tratar de tener más difusión y ponéroslo más fácil.

¡¡¡Pasadlo bien!!!

miércoles, 6 de julio de 2016

Imsomnio

Son casi las siete de la mañana y llevo casi hora y media sola. No he dormido más que unas tres horas y media. Y tampoco de un tirón. Me acosté nerviosa y no era capaz de dormir. Un fuerte nudo se había instalado en mi pecho, y a penas respiraba. No quería despertarlo, y me levanté. Se avecinaba tormenta. Los ruidos me alertaron y, al levantar la persiana de la terraza, pude ver cómo se iluminaba el cielo por partes. El viento se levantó poderoso y decidí retirar el toldo. Aún siendo la una de la mañana, todavía quedaba gente en la calle que se divertía dando gritos y balonazos contra las paredes. Supongo que creerían que la tormenta no iba con ellos. Que no les mojaría. Pero sonreí maliciosa al ver que sí, y que corrían para refugiarse. Al menos, esa noche, dejarían dormir a las personas. Él se levantó enfadado poco después, alertado por el ruido de los truenos, y porque yo no estaba a su lado, junto a la cama. Era tarde y tenía que levantarse pronto para ir a trabajar y, entre protestas, se marchó. Yo seguí un buen rato más disfrutando de los ruidos de los truenos y de los relámpagos. Y del turbión de agua que mojaba cuanto encontraba a su paso. Juraría que hasta granizó un poco... Mi perro fiel, se tumbó a mis pies, esperando el momento que le dijera que nos íbamos a la cama. Pero aún me sentía inquieta. Mi mente no paraba de viajar a una velocidad vertiginosa. ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Debo seguir intentándolo? ¿Estaré equivocada? ¿Es posible que me haya obcecado en escribir cuando, realmente, no es eso lo que debo hacer, según ciertas personas? Me da miedo que me haya equivocado. Que haya creído que era esto lo que tenía que hacer cuando, en realidad, puede que no lo fuera. Porque, si esto es así, entonces, ¿qué me queda? Escribiendo me siento bien, me libero, viajo a mundos y situaciones increíbles con personas excepcionales. Sé que hago sentir bien a otras personas cuando leen lo que escribo. Y, aún así, no paro de cuestionarme. No sé qué hacer ni por dónde continuar. Me siento atascada... Creo que lo que escribo merece tener la oportunidad de tratarse con respeto y no recibir las ofertas ofensivas que he tenido que leer hasta ahora. Y, sin embargo, no soy capaz de lograrlo. De llegar a ese punto. Trato de tranquilizarme y enciendo el móvil. Realmente, no sé qué es lo quiero hacer a esas horas de la madrugada pero, teniendo en cuenta que no puedo hacer ruido, mis opciones son pocas. Esperando que algo me anime y me haga ver las cosas de otra manera, busco las aplicaciones que me bajé un día de tarot. Sé que es una tontería y que acertarán menos aún que una tarotista, pero son gratuitas... Me recorro las cuatro que tengo y, en general, me dicen cosas buenas. Que tenga prudencia, que sea paciente y no desespere porque, al final, lograré lo que tanto ansío. Sonrío porque al menos, esta vez, me dicen algo bueno. Cada uno cree en lo que quiere y yo siempre he pensado que hay algo divino por encima de nosotros. Y que, además de tu esfuerzo y tesón, ese algo, juega sus cartas para ponerte en el camino de lo que, tarde o temprano, está destinado para ti. Un poco más tranquila, decido mirar anuncios sobre perritos. Me gustaría adoptar uno y, aunque sé que ahora no es el momento, me consuelo pensando que, un día, salvaré a otro. Miro la hora en el reloj de péndulo y veo que son casi las dos de la mañana y, por vergüenza, más que otra cosa, decido irme a la cama. De lo contrario, estaré hecha polvo al día siguiente. Bajo la persiana con cuidado de no hacer ruido y llamo a mi perro. Apago la luz de la lamparita de sal y cierro la puerta del salón. Guío a mi perro hasta la cama porque se queda en mitad del pasillo esperándome. Cuando me vuelvo a tumbar, él gruñe y dice que no hago más que molestar. Y me siento culpable porque sé que, por mi culpa, va a estar cansado cuando llegue la hora de levantarse. Pero no entiende que estoy preocupada. Que siento inquietud en mi interior y que no hago más que pensar y debatirme entre muchas cosas. Y, lo peor de todo, es lo mal que me siento con todo esto. Lo atascada y paralizada que me veo. Porque, por más que intento, no obtengo lo que quiero. Para lo que estoy esforzándome y trabajando. Me digo a mí misma que, la próxima noche, dormiré en el salón para no despertarle. Al fin y al cabo, él debe madrugar. Con el suave silbido del aire acondicionado, mi mente vuelve a volar. Las pantallas de los despertadores son los que iluminan levemente la habitación y yo permanezco con los ojos abiertos. De repente, unas ganas de increíbles de llorar, llegan a mí. Llevo intentando desahogarme con las lágrimas desde hace días pero, misteriosamente, se niegan a venir a mí. Ahora llega otro mal trago. Llorar en silencio para no despertarle. Girada sobre mi lado, mirando hacia las puertas del armario, aguanto los envites del llanto. Las lágrimas comienzan a resbalar por mis mejillas hasta humedecer la almohada bajo mi rostro. La asfixia me envuelve y debo tomar aire. Tres golpes más y el llanto, tan pronto como vino, desaparece. Aunque la congestión tarda un poco más en retirarse y me esfuerzo por tratar de recuperar la respiración. Me siento tan mal. Tan acorralada. Tan sola... Me giro hacia el lado contrario y, minutos más tarde, él se da la vuelta y se gira hacia mí. Supongo que estará en ese impás entre el sueño y la consciencia. Pero, evidentemente, no habla y ronca suavemente. Y yo me quedo dormida mirándole.

lunes, 4 de julio de 2016

Cuando sientes que no puedes más

Hoy es un día de esos. Un día de tantos en el que te levantas y se junta todo. Todo son problemas y desilusiones. Y todo demanda tu atención. Todo es urgente e importante. Y sientes cómo te agobias y tu cuerpo, por los nervios, se contrae. Te gustaría escapar, tomar una vía de escape por la que poder esfumarte y poder olvidar. Pero sabes que no puedes. Que no existe esa salida. Y respiras esa angustia permanente...

Hace mucho que no escribo. Que no os digo nada. Y es, simplemente, porque creo que no tengo nada que decir. Sigo peleando y luchando porque, algún día, alguna editorial quiera publicar mis libros. Y, a esta lucha y deseo constante, se suman los problemas diarios y cotidianos. Y, todo junto, se transforma en una bomba. Y, como no ha sucedido nada especial, no os lo cuento. 
Algunas editoriales se mantienen en silencio tras el envío de mis propuestas, otras contestaron haciendo unas ofertas que hacían daño a los ojos, y otras te lo rechazan destrozando el trabajo de un año en dos líneas. Pero ninguna se atreve a darte esa oportunidad. Ni a ayudarte dándote consejos. Claro, como no soy nadie conocido que vaya a engordar sus ventas..., mejor ni leerse esos libros que, es posible, pudieran resultar interesantes. 

Hay que ser muy fuerte para que no te duela cuando te dicen que tu obra no vale para nada. Y también hay que serlo para que, a pesar de eso, te levantes y sigas adelante. Parece que, por no ser famoso, estás condenado a que te nieguen constantemente. A que sólo sepan sacarte fallos. A que nadie te quiera ayudar y evalúe de verdad lo que escribes. Yo creo en mí y en mi trabajo. No seré tan buena como el mejor, pero creo que tampoco tan mala. Hoy en día sigo recibiendo pequeños ingresos por mis dos obras auto publicadas en Amazon. Y fui bestseller con el segundo libro. Sólo corregido por mí y con la portada seleccionada por mí. No hubo intermediarios de ningún tipo. Y seguro que el libro necesitaría retoques de algún tipo. Entonces, tan mala no puedo ser. El público me lo demostró. Pero también flaqueo. Siento que peleo dentro de un agujero oscuro en busca de la luz. Y, por más que lo intento, no la encuentro. Te derrumbas, lloras, te desanimas, y piensas que, quizás, todos pueden llevar razón. Que igual es mejor dejarlo... No sé. Hoy no pienso con ningún tipo de claridad. He puesto tantas ilusiones y esperanzas en personas que esperaban me pudieran dar esa oportunidad que tanto pido... Sólo tengo ganas de gritar y dar patadas a las cosas. Sé que nadie dijo que fuera a ser fácil, ni que lo pudiera lograr a la primera de cambio, pero me parece todo tan injusto... De verdad que dan ganas de llamar a las editoriales que te piden que inviertas tu dinero y decirles: "¿en serio crees que puedo pagar esa cantidad abrumadora? Si recurro a una editorial es para que me financie ella todo, y porque no tengo medios económicos para hacerlo yo. Para pagarte a ti, me auto publico yo, como he hecho hasta ahora. Por no decir que, si tengo que pagar por el trabajo que he realizado, ¿dónde se está diciendo que lo que he escrito es bueno y merece la pena?"

En fin, sólo buscaba un medio por el que poder desahogarme un poco...

Gracias al que me lea.

jueves, 14 de abril de 2016

¡Otro más!

¡¡Hola a todos!!

Acabo de terminar mi siguiente libro. Y, tras leerlo y corregir algunas cosas, debo decir que me ha dejado muy buen sabor de boca. 

He intentado que fuera una historia de amor fresca, cotidiana, en la que se tratan los problemas económicos, la ansiedad, la anemia y, sobre todo, cómo, a través del amor y la ayudad de los que te quieren, se puede salir de los tropiezos. Sólo hay que querer intentarlo.

Las segundas oportunidades existen y hay que atreverse a dar ese salto de fe. 

Ahora, a luchar para que alguna editorial se prenda de él y lo quiera publicar.


Porque voy a dar ese salto de fe.

sábado, 13 de febrero de 2016

¡Aquí está, viene ya, tan feliz!

Hola, hola!!

¿Qué tal el fin de semana con viento y lluvia? 

Espero que, a pesar de todo, lo estéis pasando bien porque, el día del amor y la amistad, llega de todas formas.

Aquí me encuentro yo, cantando la canción de Karina, "Las flechas del amor".

Sé que mucha gente piensa que es una tontería el que las personas decidan demostrar sus sentimientos el 14 de febrero. Pero, para mí, no lo es. Siempre se ha tratado de un día especial. Me pongo más sensible de la cuenta. Y, creo que, porque se tenga un detalle o se salga a comer, no pasa. Es cierto que el amor hay que demostrarlo todos los días, pero, también es bien cierto que, las tensiones y los problemas diarios, en ocasiones, no dejan hacerlo como debiéramos. Así que, ¿qué mal hay en resaltar un poco más de lo normal lo que sentimos hacia esa persona? ¿O hacia ti mismo?

Así que, ¡no te lo pienses más!

Regala a tu pareja o, regálate a ti mismo, cualquiera de mis libros. Las flores o los bombones están muy bien pero, ¿qué hay mejor que sumergirte entre las líneas de una historia llena de acción y de amor? Siempre podrás revivir, una y otra vez, lo que te hizo sentir :) Y, además, te costarán, posiblemente, bastante menos que lo que vale una rosa XD











Os deseo que paséis un día divertido lleno de amor y amistad.


martes, 19 de enero de 2016

Luchando!!

Hola a tod@s!!

No quería dejar el blog tan silencioso y, aunque no tengo que contaros ninguna novedad (esperemos que pronto pueda hacerlo), deciros que sigo en la lucha. Que me estoy dedicando a enviar mis libros a editoriales, con la pequeña esperanza, de que les pueda interesar mi trabajo.

Debo decir que, cuando he visitado alguna de estas editoriales y, entras en la sección que disponen para enviar manuscritos, me he llegado a sentir mal. Quizás ha sido mi percepción pero, leer "¿Crees que tu libro es merecedor de ser publicado? ¿Por qué crees que es diferente del resto? O, ¿qué tienes tú que ofrecer que no hayan ofrecido ya?", han sido preguntas que me han asustado. Daba la impresión como de estar rechazándote de entrada. Pero, aún así, lo he intentado, y los he enviado. 

Hay que avanzar. Tomar impulso. Caminar hacia adelante, sin temor. Mirar al horizonte y creer que, todo cuanto sueñes, puede ser realizable... Si no te atreves, es cuando, realmente, estás perdido. Cuando, de verdad, nunca lograrás nada. Y siempre estarás con la eterna pregunta: 
"¿Qué hubiera pasado si...?"

Aún así, yo me dije:
Sí. Creo que mis libros merecen ser publicados. Pienso que pueden tener su propio hueco, al igual que otros muchos escritores lo tienen. ¿Y por qué no?, es lo que me respondí también. No sé qué puedo ofrecer que no se haya dado ya porque creo que, a estas alturas, o, está todo inventado, o queda poco por inventar. Pero, lo que sí sé, es que mi forma de escribir es refrescante. Dinámica. Ágil. A ratos te ríes y, a ratos, el corazón se acelera por el siguiente gesto o la siguiente palabra de amor. Porque estás viviendo la pasión y la intensidad con que los personajes viven en mi libro. Porque la lectura, te engancha de tal manera, que no eres capaz de dejar de leer. Siempre quieres más en la siguiente página. Porque se mantiene la intriga. Y, sobre todo, porque yo pongo el alma e intento, de todas las maneras posibles, plasmar en las frases que forman líneas y párrafos y, por tanto, capítulos y, en su totalidad, el libro, todas las sensaciones que viven los personajes en cada situación.

viernes, 8 de enero de 2016

¡¡Gracias!!

Hola a tod@s!!

Ante todo, felicitaros el 2016, desearos que todo os vaya genial en el año que ya ha empezado, y que no se os acaben nunca las ganas de leer y de imaginar :) 
Espero que los Reyes Magos os hayan traído todo lo que habíais deseado y que haya sido un día muy especial para vosotros.

A mí me trajeron un nuevo voto de agradecimiento en Amazon, sobre el libro Rancho Tres Cabezas. Y por eso escribo hoy este mensaje. Porque, cuando leo uno de vuestros votos y, me decís que os ha gustado, y, que siga adelante, me embarga la emoción y la ilusión. MUCHAS, MUCHAS GRACIAS, por vuestro ánimo. Por vuestro apoyo. Por interesaros por mí y dedicarle las horas a mis libros. No tiene precio leer vuestras dedicatorias. Son como píldoras de energía que me suben enormemente la moral, la inspiración, las ganas de continuar, y que me hacen colocarme delante de un cuaderno para dejar salir todo lo que tengo dentro.

Por eso me he visto en la obligación de escribiros estas líneas. Porque, seguiría escribiendo, pero, gracias a la gente que lee mis libros y que me felicita, lo hago con más ahínco e ilusión.

GRACIAS una vez más y espero poder deleitaros con otra de mis historias en breve.